La caída del pelo en estas fechas es "un recuerdo ancestral" de la muda de pelaje que se producía en nuestros antepasados. Sin embargo, esta caída estacional no quiere decir necesariamente que exista una enfermedad ya que lo normal es que la pérdida sea temporal y el pelo que se cae vuelva a crecer.
Cuando comienza el otoño es muy probable experimentar un aumento de la caída del cabello, lo que puede resultar preocupante y es motivo de un incremento de consultas, «aunque en la mayoría de las ocasiones no se hacen a la persona adecuada», asegura el Dr. José Carlos Moreno, Vicepresidente de la Academia Española de Dermatología. Y es que «paradójicamente, la mayoría de las consultas por la caída del cabello se hace a personas sin experiencia ni aval científico, lo que repercute, en demasiadas ocasiones, en un gasto innecesario», añade.
La caída del pelo en estas fechas es «un recuerdo ancestral» de la muda de pelaje que se producía en nuestros antepasados, comenta el dermatólogo Miguel Sánchez. Sin embargo, esta «caída estacional no quiere decir necesariamente que exista una enfermedad ya que lo normal es que la pérdida sea temporal», añade este experto. «El pelo sano pierde el tallo del pelo pero es una pérdida temporal porque la raíz está sana y vuelve a formar un nuevo tallo», explica.
Alopecia o caída de pelo
Es importante destacar que la caída del pelo no es alopecia, sino una parte del ciclo vital normal del cabello, por tanto el problema no es que el cabello se caiga sino que no crezca posteriormente.
Lo importante es que exista un equilibrio entre el cabello que cae y el que nace, y no caben dudas de que por distintas agresiones externas hay etapas en las que «la muda del pelo» se acelera. El inicio del otoño es una de esas épocas: el cabello que durante todo el verano ha estado sometido al calor y a la radiación ultravioleta acelera su ciclo de crecimiento y por lo tanto crece muy rápidamente y también cae de forma masiva, lo que resulta alarmante para gran cantidad de la población, siendo sin embargo un problema intrascendente que se soluciona solo.
No obstante hay algunos tipos de alopecia que no responden a este hecho y que necesitan tratamiento por un especialista, es decir, por el dermatólogo. La alopecia no es una enfermedad concreta sino que puede presentarse con formas diferentes y formando parte de distintos procesos. En ocasiones puede ayudar al médico a sospechar el diagnóstico de una enfermedad subyacente.
Mitos y creencias populares sobre la alopecia
Desde siempre se ha hablado ampliamente de la alopecia, por la preocupación que suscita. Muchas de las creencias que tenemos acerca de la pérdida del cabello son erróneas. De este modo, debemos saber que no influyen sobre la caída del cabello:
– La longitud del cabello: aunque evidentemente resulta mucho más aparatosa la caída de un pelo largo que el de uno de corta longitud.
– El lavado frecuente: el cabello que cae con el lavado ya está enfermo y si no cae con el lavado lo hará con el peinado, con el secado, o de forma espontánea.
– El uso de gominas, lacas o brillantinas: son inocuas para el cabello, incluso llegan a protegerlo.
– El uso de gorras o sombreros, no sólo no es nocivo sino que en ciertas ocasiones se hace necesario para evitar la radiación solar sobre el cuero cabelludo o el cabello.
Tampoco es cierto que:
– La alopecia es un signo de masculinidad.
– El afeitar con frecuencia el pelo determina que aparezca un pelo más fuerte.
– La producción de grasa «asfixia al pelo». El pelo no tiene pulmones y respira a través de su sistema circulatorio, al que evidentemente no llega la grasa folicular.
– El pelo no presenta anemia ya que es éste un término aplicable a la sangre. Es cierto que algunas alopecias se producen por cuadros de anemia, pero ésta se diagnóstica en la sangre y no en el pelo. Sólo el médico puede establecer la necesidad de realizar tratamiento con hierro.
– El uso de vitaminas locales no tiene sentido ya que no son capaces de atravesar la piel.
– Tampoco el uso de productos polivitamínicos son necesarios en la mayoría de las alopecias. Sólo son útiles si existe algún tipo de deficiencia. Sólo el médico puede establecer la necesidad de su uso.
Según explican los dermatólogos existen diferentes tratamientos para cada tipo de alopecia. Así, señalan que aunque es importante un cuidado e higiene adecuada del cabello, esto no va a frenar la pérdida del mismo.
«Se habla de muchos «tratamientos milagro» contra la alopecia, pero detrás de éstos suele haber una estafa», afirma el Dr. Moreno. Los champús si bien pueden ser más o menos adecuados en la higiene del cabello, no pueden curar ni detener la alopecia, ni estos ni otros productos con los que frecuentemente nos «bombardean» en los anuncios» -subraya el Dr. Moreno- que advierte que «lo correcto es utilizar aquellos medicamentos que han demostrado su eficacia» en estudios científicos rigurosos» y puntualiza que «el dermatólogo es el especialista capacitado para indicar el tratamiento más adecuado».
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