Sexo preventivo

01Sep. 00

Las enfermedades de próstata son la principal causa de cirugía en varones mayores de 45 años. Pero según los expertos, una actividad sexual intensa, y sobretodo regular, reduce considerablemente los riesgos de sufrir este tipo de patologías. Está demostrado que los hábitos sexuales y el buen funcionamiento de la próstata están relacionados.

Hay una relación entre la actividad sexual y el buen funcionamiento de la próstata, como señala el doctor Jiménez Cruz, presidente de la Asociación Española de Urología. Por una parte, uno de las sustancias que compone el semen, el líquido prostático, es muy ácido y presiona los vasos de la próstata si se acumula. Pero el vaciado regular de ese líquido permite su expansión normal.

Por otro lado, la ausencia de actividad sexual provoca un aumento de los niveles hormonales de testosterona e hidrotestosterona en la próstata que favorece las inflamaciones de ésta en los hombres jóvenes.

La recomendación, pues, desde el punto de vista de la Urología, es una actividad sexual intensa, pero también regular. Como detalla el propio doctor Jiménez: «el hombre que tiene mucha actividad sexual pero de forma esporádica provoca mucha acumulación de líquido pero de forma muy desequilibrada, el ritmo no se mantiene y esto perjudica a la próstata».

Y después del diagnóstico, ¿qué?

Una vez se le ha diagnosticado una enfermedad de próstata, el paciente frecuentemente se pregunta cuáles van a ser las repercusiones en su vida sexual que se deriven de la medicación o la visita al quirófano.

En los casos no cancerígenos tratados con fármacos, sólo uno, el inhibidor de la 5-alfa-reductasa, puede en algunos casos reducir la líbido, según Teodoro Mayayo, del Serivicio de Urología del Hospital Ramón y Cajal de Madrid. El resto no produce ninguna alteración: el deseo, la capacidad de erección, de orgasmo y de eyaculación no disminuyen.

Sin embargo, en los casos benignos en los que se requiere cirugía, el hombre ve alterada su capacidad de fecundación, debido a que parte de la eyaculación se redirige a la vejiga y es expulsada junto a la orina. Pero en ningún caso el hombre pierde potencia sexual.