El Hospital Clínico de Barcelona alerta sobre el aumento del número de turistas que mantienen relaciones sexuales, sin ninguna protección, fuera de España. Cerca de la mitad, un 47,5 por ciento, no toma ninguna precaución. El 19 por ciento de los viajeros mantienen contactos sexuales ocasionales en los países de destino. En la mayoría de los casos, el 94 por ciento, la persona elegida es nativa de ese estado. Alrededor de 333 millones de personas en el mundo contraen al cabo del año enfermedades venéreas curables.
El incesante flujo mundial de personas ha provocado, entre otras cosas, la propagación de enfermedades locales. En concreto, las enfermedades de transmisión sexual (ETS) encuentran su mayor cauce de penetración en otras zonas del planeta cuando un turista infectado regresa a su país. El ejemplo más destacado es el del SIDA. Este problema se ve incrementado por las conductas de riesgo en los llamados «paraísos sexuales», auténticos focos de prostitución y de enfermedades venéreas. Existen dos grandes destinos. El más clásico se sitúa en el sudeste asiático, en países como Tailandia, Filipinas, Malasia o Indonesia. El otro, más moderno, descansa en el Caribe y América latina: Cuba, República Dominicana, Brasil, Honduras o Costa Rica.
Muchas veces el viaje se entiende como una oportunidad de salir del ambiente natural y de vivir nuevas experiencias. Esta perspectiva conlleva generalmente una relajación de las normas sociales y culturales, por lo que los turistas suelen comportarse de un modo bastante despreocupado en los encuentros sexuales que mantienen y las precauciones que deberían tomarse suelen abandonarse, en especial el preservativo.
Enfermedades de transmisión sexual
Se denomina así a todas aquellas enfermedades que se transmiten mediante el contacto sexual, aunque también existan otros cauces de transmisión. Hay gran variedad de infecciones de peligrosidad muy distinta. En algunos de los casos, si la enfermedad no es atajada puede acarrear esterilidad, lesiones cardiacas, enfermedades del sistema nervioso, abortos, malformaciones fetales e incluso la muerte. Sin embargo, la mayoría de ellas se curan fácil y rápidamente si se diagnostican a tiempo.
Las enfermedades más frecuentes son: SIDA, hepatitis B, gonorrea, sífilis, uretritis inespecíficas, vaginitis, verrugas venéreas y herpes genital. Aunque en ocasiones el contagio puede pasar inadvertido, sobre todo en las mujeres (cuatro de cada cinco mujeres que sufre gonorrea no muestran síntomas), habitualmente la infección deja diversas señales. Según el tipo de enfermedad, pueden aparecer secreciones por la uretra en el hombre y flujo vaginal alterado en la mujer, escozor y ardor al orinar, úlceras, granos, ronchas, verrugas, ampollas, picazones, ganglios, etc.
Medidas de precaución
Salvo para la hepatitis B, no existen vacunas para las ETS. Esto sumado a la peligrosidad de algunas enfermedades como el SIDA, incide en la necesidad de tomar medidas de seguridad en las relaciones sexuales mantenidas.
En realidad, las medidas que se deben tomar son las mismas que en el país de origen. La más importante es el uso del preservativo. También es seguro evitar relaciones sexuales con personas que muestren síntomas de padecer alguna ETS (úlceras, supuraciones, granos, etc.). Además, hay que tener en cuenta que ciertas medidas preventivas ampliamente difundidas en la opinión pública no han demostrado ser métodos seguros. Son el caso de lavarse los genitales después del acto, orinar inmediatamente después del coito, aplicaciones vaginales de antisépticos, antibióticos, cremas, etc.
En el caso de padecer alguna de estas enfermedades se debe acudir al médico ante la menor sospecha, no automedicarse nunca, abstenerse de relaciones sexuales hasta que esté curado y prevenir a las personas con las que hemos mantenido relaciones sexuales.
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