Si ha sufrido un infarto, controle su colesterol

27Dic. 00

Reducir los niveles de colesterol tras un infarto de miocardio tiene un efecto beneficioso al disminuir la posibilidad de sufrir otro problema cardiovascular. Es frecuente que las personas que han sufrido un problema cardiovascular tengan sus niveles de colesterol alterados. Numerosos estudios demuestran que, después de sufrir un infarto de miocardio, los niveles altos de colesterol son uno de los principales factores de riesgo para que se vuelva a producir.

En España cada año hay 57.000 personas que sufren un infarto de miocardio, de las cuales llegan al hospital 46.000, «esto quiere decir que ya perdemos a muchas personas que tienen infarto y no llegan al hospital», explica el doctor Joan Salas, Responsable de la Unidad Coronaria del Hospital Josep Trueta de Girona. Según las cifras aportadas por este especialista, sólo 37.000 de los que llegan al hospital sobreviven, «si de estos que salen del hospital observamos lo que pasa después vemos que el 41 por ciento de ellos sigue vivo a los 15 años de haberse producido el infarto», añade el doctor Salas. Esto nos sirve para ver la magnitud del problema que supone la enfermedad coronaria.

En este sentido, según las últimas directrices de la Sociedad Española de Cardiología (SEC), el tratamiento para reducir las cifras de colesterol LDL (colesterol malo) y aumentar las del HDL (colesterol bueno) en un paciente que ha sufrido un infarto agudo de miocardio debe iniciarse cuanto antes, ya en el mismo hospital. El tratamiento precoz con estatinas, el tipo de fármaco más eficaz para reducir el colesterol, reduce la posibilidad de sufrir otro episodio coronario y la mortalidad por esta causa, además de asegurar que el tratamiento se va a continuar una vez que el paciente recibe el alta hospitalaria.

«Los pacientes que salen del hospital con tratamiento, a los seis meses tienen el 91 por ciento de seguimiento del tratamiento y de aquellos pacientes que no lo reciben en el hospital, solamente el 15 por ciento están con tratamiento a los seis meses», afirma el doctor Salas. La razón que aduce este especialista es que «probablemente esto ocurre porque el paciente que está en el hospital está más concienciado de que se encuentra frente a una enfermedad grave y cree más al médico que le atiende en ese momento. Tenemos evidencias de que el paciente que está en el hospital sin tratamiento difícilmente es tratado después».

Estudios recientes demuestran que el tratamiento precoz con este fármaco en los primeros catorce días posteriores al infarto puede reducir la mortalidad de los pacientes coronarios hasta en un 64 por ciento. El riesgo de sufrir un infarto es mayor en las personas que ya lo han tenido una vez, por este motivo es prioritario que se controlen los factores de riesgo de estas personas de forma más rigurosa y que los objetivos de tratamiento sean más exigentes.

En este tipo de pacientes los niveles de colesterol total deben ser más bajos que en la población general, al igual que los niveles de tensión. En pacientes que ya han sufrido un problema cardiovascular los niveles de colesterol LDL (malo) deberían ser inferiores a 100 mg/dl (en la población que no tiene enfermedad coronaria ni presenta otros factores de riesgo esta cifra puede llegar hasta 200 mg/dl) y el colesterol HDL (bueno) debería ser mayor a 35 mg/dl.

Otras recomendaciones

El tratamiento con fármacos es el más adecuado para todos los pacientes que tienen un alto nivel de colesterol, pero además de esto también es recomendable que todos los enfermos con problemas cardiovasculares sigan una dieta baja en grasas saturadas y colesterol que se prescriba ya durante la estancia en el hospital. Los beneficios de reducir el colesterol LDL son recomendables tanto para las personas que no tienen ninguna enfermedad como para las que han sufrido un infarto, ya que esto se asocia a una reducción de la mortalidad cardiovascular.

Entre las recomendaciones de los especialistas, además de llevar una dieta mediterránea, también encontramos el control de la presión arterial o dejar de fumar. Practicar ejercicio de forma regular conlleva también una serie de beneficios para la enfermedad coronaria. Hay algunos casos en los que realizar un seguimiento de los niveles de colesterol resulta especialmente importante, como por ejemplo en los fumadores, las personas con hipertensión o cuando hay una diabetes unida al colesterol elevado, ya que la diabetes por sí sola no sería un factor de riesgo.