Simposio sobre donación autóloga

El uso de la eritropoyetina en cirugía programada reduce en gran medida las necesidades de sangre homóloga y ayuda al paciente a llegar en mejores condiciones al quirófano con niveles de hemoglobina adecuados.

La progresiva concienciación de los riesgos del contagio del SIDA u otras enfermedades infecciosas (hepatitis C y B) mediante la transfusión sanguínea, la problemática de los testigos de Jehová para recibir sangre ajena y el coste y la escasez de la sangre han inducido en estos años a la búsqueda de terapias alternativas a la transfusión.

Según cifras aportadas por la Organización Mundial de la Salud, más del 20 por ciento del consumo de sangre en el mundo puede no estar cumpliendo los estrictos y necesarios controles sobre las donaciones de sangre, observándose que entre un 5 y un 10 por ciento de las infecciones por VIH en todo el mundo se producen a través de la transfusión de sangre contaminada por el virus.

En España, como prácticamente en todos los países desarrollados, el problema de la sangre deriva en mayor medida de la escasez de la misma y no de la seguridad en las transfusiones, ya que las normas y los controles a los que se someten son sumamente estrictos. En este sentido, existe escasez de sangre en la mayoría de los centros de nuestro país, observándose diferencias según las Comunidades Autónomas.

El objetivo, por tanto, es optimizar al máximo la utilización de sangre, mediante el uso racional de los derivados sanguíneos. Por ello, la problemática que se plantea está más relacionada con las diferentes acciones que se pueden adoptar para conseguir un mayor ahorro de sangre.

Estas cuestiones se han analizado en el Simposio Procedimientos de Donación Autóloga: Situación Actual y Perspectivas de Futuro, organizado por el Banco de Sangre de Navarra de la Unidad de Hemoterapia de Tudela, que ha reunido a miembros de todas las especialidades implicadas en la transfusión, como son los servicios quirúrgicos, anestesia, Banco de Sangre y personal médico y de enfermería.

«Ello se debe a que este simposio pretendía ser un foro de encuentro e intercambio multidisciplinar, ya que para conseguir implementar protocolos de transfusión de sangre autóloga, es decir, del propio paciente, en los servicios sanitarios es necesario involucrar a todas las disciplinas», comenta el doctor José María Domingo Morera, especialista en Hematología y Hemoterapia del Banco de Sangre de Navarra de la Unidad de Hemoterapia de Tudela y participante y organizador de este encuentro científico.

Precisamente la transfusión de sangre autóloga se perfila como una de las alternativas más recomendables a la transfusión de sangre ajena u homóloga. Se realiza bien mediante una cirugía programada que posibilite la extracción de sangre del propio paciente, antes de la cirugía para ser conservada y utilizada por él mismo; o bien mediante la recuperación intraoperatoria de la sangre, técnica más propia de la cirugía vascular; o mediante la recuperación posquirúrgica, más frecuente en cirugía ortopédica.

Escasa aplicación de programas

La denominada predonación de sangre autóloga está indicada para las intervenciones en las que se prevea un riesgo de transfusión superior al 50 por ciento. A pesar de las ventajas que reporta la práctica de esta técnica, en España todavía son contados los centros que hacen uso de ella. Mientras que en Europa el 4 por ciento de la sangre que se emplea es autóloga, en España sólo lo es el 1,6 por ciento.

Para proceder a su realización hay que tener presente que la última de las extracciones debe realizarse al menos 72 horas antes de la intervención, dado que es necesario este periodo para la síntesis y movilización de proteínas y para el regreso a la normalidad del volumen plasmático. Pero para los pacientes que precisan una o dos unidades de sangre, éstas se suelen extraer con una semana de diferencia, de modo que se deja un periodo de 2-3 semanas para que se recupere el recuento sanguíneo del donante.

El inconveniente principal para realizar esta técnica reside en que un número importante de pacientes puede llegar al quirófano con niveles de hemoglobina bajos debido a la predonación. Por ello, es preciso seleccionar al paciente, de modo que sólo se practique en aquellos con bajo riesgo. Así, por ejemplo, los pacientes que presentan de partida una anemia moderada (menos de 11 g/dL) o para quienes requieren un predepósito de más de cuatro unidades, existen serias dificultades para reunir el predepósito necesario. «En este sentido, gracias a la disponibilidad de la eritropoyetina (EPO) se puede extraer sangre a pacientes que antes quedaban descalificados para someterlos a esta intervención y se pueden realizar cirugías que antes no se podía», destaca este experto.

En el simposio se han analizado los ensayos clínicos realizados hasta la fecha con esta hormona, que actúa estimulando la eritropoyesis o proceso de formación de los glóbulos rojos, así como la experiencia en cirugía programa.

Últimos avances

La eritropoyetina se obtiene por biotecnología y actúa como la eritropoyetina humana que produce el riñón, y cuenta ya con 10 años de experiencia para el tratamiento de la insuficiencia renal crónica y 5 para pacientes oncológicos sometidos a quimioterapia.

Entre las ventajas de la estimulación de la eritropoyesis en pacientes que van a ser intervenidos destaca que disminuye el riesgo de que el paciente precise la transfusión de sangre homóloga, evitando las complicaciones de índole infecciosa y aloinmune que ello comporta.» Es más, en nueve de cada diez pacientes que se someten a cirugía programada se evita la transfusión de sangre alogénica con la administración de eritropoyetina», según afirma el doctor Morera. Además se trata de una sistemática que favorece una mejor recuperación postquirúrgica, y el paciente se encuentra en mejores condiciones para iniciar la rehabilitación, punto que se considera de capital importancia para asegurar el éxito de la intervención.