29May. 08
Los resultados del estudio epidemiológico VASS-AP, presentados en el marco del Congreso Mundial de la Menopausia, revelan que las mujeres con antecedentes de extirpación de útero sufren una caída en su interés en mantener relaciones sexuales a todas las edades. Además, el estudio concluye que la prevalencia de las disfunciones sexuales aumenta con la edad, con un pico de prevalencia entre los 40 y los 69 años. El trastorno de excitación sexual y el trastorno del deseo sexual hipoactivo son las disfunciones sexuales más prevalentes.
El estudio epidemiológico VASS-AP ha evaluado la prevalencia de disfunciones sexuales en las consultas de atención primaria de toda España, y es el más amplio jamás planteado en nuestro país, con 6.200 participantes, casi la mitad de ellas mujeres, y con la colaboración de 300 médicos que valoran estas patologías.
Entre las conclusiones que ofrece este estudio, destaca por un lado que la prevalencia de las diferentes disfunciones sexuales se duplicó en las mujeres con antecedente de histerectomía. Son en este colectivo el trastorno de excitación sexual y el trastorno del deseo sexual hipoactivo los más frecuentes. Además, las mujeres con histerectomía mayores de 45 años tienen menos interés en mantener relaciones sexuales frente a las que no han sufrido esta intervención, según datos del estudio. Finalmente, las mujeres con histerectomía mayores de 45 años están más insatisfechas con su vida sexual.
Según el doctor Lorenzo Guirao, uno de los coordinadores del estudio VASS-AP y presidente de la Asociación para la Investigación de las Disfunciones Sexuales en Atención Primaria, «por encima de remarcar que estamos ante uno de los estudios con mayor muestra a nivel mundial y con una metodología basada en la entrevista personal en las consultas de Sistema Nacional de Salud Español, este estudio ha contribuido a conocer la realidad de las Disfunciones Sexuales en Atención Primaria, una asignatura pendiente que parece que comienza a valorarse y abordarse».
Su compañero, el doctor García-Giralda, coordinador nacional del VASS-AP explica que los resultados del estudio difieren de lo esperado: «Estos datos nos han sorprendido a todos los participantes en el estudio, pues sus resultados, aunque concordantes con la práctica clínica, de alguna forma nos desbordan por su magnitud y por la repercusión en la calidad de vida y en la relación de pareja de las pacientes con antecedente de histerectomía. Esta realidad nos obliga a replantearnos el abordaje integral de la salud de la mujer. Nuestro reto sigue siendo el prevenir lo prevenible y retrasar lo inevitable, con independencia de la merma de niveles hormonales. La realización de este trabajo pionero es fruto de la dedicación de más de 300 facultativos españoles».
Otro de los datos que refleja este estudio es que el trastorno del deseo sexual hipoactivo es una de las principales disfunciones sexuales en mujeres en consultas de atención primaria.
Afectación en la vida diaria
También evaluó cómo el antecedente de histerectomía afectaba a la vida diaria de las mujeres. Así se midió la satisfacción de la vida en general, la vida sexual, la relación de pareja, la vida familiar y la relación con los amigos y conocidos, así como el ocio y el trabajo.
Se observaron importantes diferencias en las áreas de satisfacción con la vida sexual y satisfacción con la relación de pareja. Las mujeres de 45 a 54 años y antecedente de histerectomía refieren una mayor insatisfacción con su vida sexual. El porcentaje se eleva al 50 por ciento en mujeres con más de 55 años histerectomizadas frente al 40,8 por ciento de las no han sufrido esta operación.
Por otra parte, las mujeres entre 45 y 54 años refieren una mayor insatisfacción con la relación de pareja. El cambio que se produce en la mujer con la histerectomía no sólo le afecta a ella, si no a la relación de pareja, que sufre de manera dramática la falta de complicidad al iniciarse la falta de deseo sexual. Según indica la doctora Rosario Castaño, psicóloga clínica- sexóloga y directora de la Unidad de Disfunción Sexual del Instituto Palacios de Salud de la Mujer, «se pasa de una complicidad plena en la pareja a un distanciamiento por motivo del trastorno del deseo sexual hipoactivo; este factor golpea los mismos cimientos de la pareja».
La edad, factor clave
La edad es otro factor que afecta de una manera determinante a las disfunciones sexuales femeninas, según indican los resultados de este estudio, en la franja de edad de entre 40 y 69 años es cuando se produce una mayor disfunción sexual femenina. Además, el trastorno del deseo sexual hipoactivo es el más prevalente en esta misma franja de edad con una prevalencia más de tres veces superior a la observada entre mujeres más jóvenes.
Por otro lado, la edad en la que hay menos disfunción sexual femenina es la que se comprende entre los 18 y 24 años y los 25 y 39 años, sin que predomine ningún tipo de disfunción sexual en concreto. Finalmente, en las mujeres mayores de 70 años, el trastorno de excitación sexual es el más prevalente (un 10 por ciento de la población).
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