La esquizofrenia afecta a alrededor de 400.000 españoles, aproximadamente un uno por ciento de la población mayor de 18 años. Con un tratamiento adecuado correctamente seguido por los pacientes la gran mayoría tiene una evolución favorable. Sin embargo, el problema es que hasta un 75 por ciento de los pacientes con esquizofrenia no toman regularmente su medicación o dejan de tomarla completamente.
El abandono del tratamiento farmacológico es uno de los principales factores para la aparición de una recaída en el paciente esquizofrénico. Tres de cada cuatro pacientes con esta patología no toman regularmente su medicación o dejan de tomarla completamente, lo que puede ser causa de recaída, generar una gran angustia y dar lugar a la hospitalización del paciente.
«La esquizofrenia es un trastorno mental severo, evolutivo e incapacitante, que afecta a alrededor del uno por ciento de la población española y puede provocar en el paciente la pérdida de contacto con la realidad. Se trata de una enfermedad compleja con una etiología desconocida y que inicia sus primeras manifestaciones principalmente en jóvenes (de entre 20 y 30 años) de ambos sexos con independencia de su etnia», explica el doctor Salvador Ros, psiquiatra consultor sénior del Servicio de Psiquiatría del Hospital del Mar de Barcelona.
Los síntomas de la enfermedad se dividen en positivos y en negativos, entre los síntomas positivos se encuentran las alucinaciones, los delirios, el pensamiento desorganizado o trastornos del comportamiento; entre los negativos, baja motivación, falta de interés por el entorno, aislamiento social, etc. Además de estas manifestaciones clínicas también se pueden incluir síntomas como la depresión o la ansiedad.
Estos síntomas afectan de variada forma a los pacientes, mientras que un tercio consigue manejarse de forma independiente, otro tercio tiene una dependencia relativa y el otro tercio se encuentra en una situación de deterioro importante que conlleva una gran dependencia de sus familiares y cuidadores.
El tratamiento farmacológico
Aunque los tratamientos también pueden incluir la psicoterapia individual, familiar, de apoyo, cognitiva y/o conductual y el apoyo social, la base principal es en opinión de los expertos el tratamiento farmacológico. Los principales objetivos del tratamiento son básicamente, «controlar los síntomas agudos cuando se produce una descompensación, que sigue siendo la puerta de entrada de la mayoría de los pacientes a los cuidados psiquiátricos; en segundo lugar, atender o revertir el reto de los síntomas negativos, afectivos y cognitivos y, en tercer lugar, conseguir la reinserción del paciente en su medio de la forma más completa posible», aclara el doctor Fernando Cañas, jefe del Departamento de Psiquiatría del Hospital Psiquiátrico de Madrid.
Desde la década de los noventa los especialistas disponen de una nueva generación de fármacos antipsicóticos, que también se denominan antipsicóticos atípicos. A diferencia de los convencionales, estos antipsicóticos no sólo actúan sobre los síntomas positivos de la enfermedad sino también sobre los síntomas negativos y presentan un mejor nivel de tolerancia para los pacientes.
A los antipsicóticos atípicos se une ahora el primero de estos fármacos en forma de inyección de acción prolongada, este nuevo sistema se libera de manera uniforme durante un periodo de dos semanas. Este nuevo fármaco ha sido desarrollado para combinar las ventajas de la administración de larga duración con los beneficios de la risperidona oral, de esta forma y dada su menor frecuencia de administración se facilita la continuidad del tratamiento.
Los estudios clínicos que se han realizado con este nuevo fármaco demuestran que los pacientes mejoraron significativamente con el tratamiento, incluyendo la mejoría en el control de los síntomas positivos y negativos. A largo plazo la mejoría se mantuvo al menos durante un año disminuyendo además la necesidad de hospitalización. «El paciente gana en comodidad, no tiene que estar pendiente de la medicación y proporciona continuidad en su administración», afirma el doctor Alex Pons, del Servicio de Psiquiatría del Hospital Clínic de Barcelona y participante en tres ensayos clínicos con este fármaco.
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