Los médicos de atención primaria son los profesionales que más demandas de ayuda para dejar de fumar han tenido en lo que va de 2006, año en el que entró en vigor la Ley Antitabaco. "Más del 60 por ciento de los fumadores que acuden a la consulta del médico de familia está dispuesto a abandonar este hábito, que es el principal problema de salud pública prevenible", afirma el doctor Francisco Camarelles, coordinador del Grupo de Atención al Tabaquismo de la Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria (semFYC).
La intervención sobre el tabaquismo en el trabajo diario de los médicos de familia se ha convertido en una prioridad, más aún desde el pasado mes de enero. «La nueva norma ha favorecido que centenares de fumadores hayan la decidido de no probar más el tabaco», recalca.
El tabaco es el responsable de un 20 por ciento de los fallecimientos anuales registrados en España. El cigarro está detrás del incremento de tumores malignos, en especial del aparato respiratorio, de las enfermedades cardiovasculares (angina de pecho, infarto, trombosis cerebral) y de un mayor número de enfermedades respiratorias, como la Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica (EPOC).
Las encuestas ponen de manifiesto que el 90 por ciento de los fumadores conoce y se cree los riesgos que conlleva fumar y también sugieren que siete de cada 10 fumadores aseguran tener la firme decisión de dejar de fumar en las próximas semanas o meses. Lamentablemente, como indica el doctor Camarelles, «lo que vemos los médicos de familia en los centros de salud es bastante diferente puesto que el porcentaje de fumadores que realmente realiza un intento serio de abandono del tabaco no supera el siete por ciento».
Dejar de fumar: mejor con ayuda
Un consejo sanitario realizado por un médico de familia o un profesional de enfermería en Atención Primaria consigue unos resultados de un cinco a un 10 por ciento de abstinencias al año. Asimismo, si se lleva a cabo un tratamiento reglado, con seguimiento hasta los seis meses se consigue que un 25-30 por ciento de los fumadores abandonen este hábito.
Para el doctor Camarelles los médicos de familia están por tanto en las mejores condiciones para lograr este beneficio ya que el 85 por ciento de los fumadores pasan por la consulta de este profesional cada año, una cifra que asciende al 99 por ciento al cabo de tres años.
«Además, -añade este experto- la Atención Primaria por sus características intrínsecas de accesibilidad, atención personalizada y continuidad se convierte en el marco idóneo para la captación y seguimiento de los pacientes fumadores».
Según este experto, la experiencia demuestra que si se incluye la condición de fumador en la historia clínica del paciente, se consigue triplicar la probabilidad de que reciba un consejo antitabaco. De hecho, se recomienda que las intervenciones se lleven a cabo teniendo en cuenta la motivación que tiene cada paciente para dejar este hábito.
En muchos casos, se necesitarán de tres a cuatro intentos antes de que el paciente abandone el tabaco definitivamente. Asimismo, los estudios disponibles han demostrado que reducir el número de cigarrillos al día no consigue disminuir la mortalidad total ni las muertes por enfermedades relacionadas con el tabaco.
Muchos fumadores van a precisar intervenciones intensivas para apoyar sus intentos de abstinencia y consolidarlos. «En estos casos, debido además a la falta de tiempo en la consulta, se puede justificar la creación de unidades específicas para la deshabituación tabáquica», precisa el doctor Camarelles. Asimismo, este experto señala que los médicos de familia tienen la obligación de informar a todos los pacientes que acuden a sus consultas sobre los riesgos del tabaco. «Es imprescindible aconsejarles el abandono y ofrecerles tratamiento de deshabituación a todos aquellos que pidan ayudar para lograrlo», recuerda.
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