Un enfermo terminal de cáncer con atención domiciliaria supone un gasto público menor que uno sin este servicio

Un enfermo terminal de cáncer que pase su último mes de vida recibiendo asistencia domiciliaria gasta un 71 por ciento menos de recursos públicos que un paciente que no se acoja a esta alternativa. Es la conclusión de un estudio realizado por la Agencia de Evaluación de Tecnología e Investigaciones Médicas (AATM), un organismo dependiente de la Conselleria de Sanidad de la Generalitat de Catalunya.

El estudio se realizó siguiendo 44 pacientes que durante 1998 se acogieron al Programa de Atención Domiciliaria (PADES) en la ciudad barcelonesa de Mataró, y a otros 111 enfermos oncológicos terminales que siguieron las vías de tratamiento convencionales. Según el informe, el coste medio de cada paciente con atención domiciliaria es de 101.700 pesetas, frente a las 174.354 pesetas que cuesta un paciente oncológico terminal no inscrito a este programa.

Sin embargo, esta investigación no analiza los costes indirectos del paciente que recibe atención domiciliaria, como las pérdidas de productividad de sus familiares, que son quienes suelen adoptar el papel de cuidadores, o bien el gasto que supone en algunos casos contratar a un empleado especializado.

Menos visitas a urgencias y menos ingresos

El ahorro que supone para la Administración que estos enfermos terminales se acojan a un plan de atención domiciliaria como el PADES se muestra a través de las diferentes medias de altas hospitalarias, visitas a urgencias y las consultas externas que realizan ambos colectivos de pacientes.

Así, el 84 por ciento de los pacientes que recibieron atención en sus domicilios no ingresaron en la unidad de agudo, mientras que el porcentaje es de un 37 por ciento entre los enfermos que no se acogieron a este programa. Estos últimos, también tienen cuatro veces más posibilidades de ingresar en un centro hospitalario que los que se acogen a un programa como el PADES.

El estudio también encontró que el 16 por ciento de los enfermos que recibieron atención domiciliaria, acudieron a los servicios de urgencia, mientras que más del triple del otro colectivo hizo lo mismo, en total un 55 por ciento.

El estudio acaba valorando positivamente la labor de los 48 equipos de atención domiciliaria que actualmente trabajan en Catalunya, atendiendo a pacientes terminales por enfermedades crónicas o cáncer. Cada equipo consta de un médico, dos enfermeras y un trabajador social, y dependen del Instituto Catalán de la Salud.

El consumo de recursos de los enfermos oncológicos durante su último mes de vida: el papel de los PADES; un estudio de J.M Picaza, M. Serra-Prat y P.Gallo en la web del AATM.