24Abr. 06
En muy poco tiempo el niño pasa de un simple balbuceo a pronunciar varios cientos de palabras, entre ellas el primer mamá o papá. Ahora un estudio científico realizado en Barcelona, pionero en España, ha registrado por primera vez en imágenes el proceso de maduración del cerebro que lleva a ese momento que tanta ilusión hace a todos los padres.
Los investigadores han comprobado cómo este vertiginoso aumento de vocabulario se produce entre los 18 y los 24 meses de vida, cuando las áreas cerebrales relacionadas con el lenguaje maduran muy rápidamente. Este proceso de maduración del área verbal del cerebro se ilustra en una original película que complementa al estudio publicado.
El lenguaje se desarrolla a lo largo de los primeros años de vida, pero hasta la fecha existía muy poca información sobre cómo se produce este desarrollo.
Sin embargo un estudio de CRC Corporación Sanitaria, el primero realizado mediante resonancia magnética volumétrica y centrado específicamente en las áreas del lenguaje, ha registrado las distintas etapas de maduración en el cerebro de los niños.
«Las imágenes de resonancia magnética nos muestran que entre los 18 y los 24 meses de vida las conexiones básicas del cerebro del niño ya están establecidas y ha finalizado la fase más rápida de depósito de mielina en las áreas relacionadas con el lenguaje», explica el doctor Jesús Pujol, neurólogo de CRC Corporación Sanitaria. «Ello coincide con la gran explosión a nivel verbal que el niño experimenta en esta etapa de su vida», añade este especialista catalán.
Desarrollo de la mielina
Los resultados del estudio señalan que al año y medio la mielina ocupa el 10 por ciento del volumen de las áreas cerebrales del lenguaje, alcanzando el 50 por ciento de su maduración máxima total que finaliza en la edad adulta. Pero éste no es el único dato interesante que aporta la investigación realizada en 100 niños, desde el nacimiento hasta los 3 años de edad. Según el Dr. Pujol, «hasta ahora creíamos que las zonas del cerebro relacionadas con la percepción y la comprensión maduraban antes que las relativas a la producción del lenguaje, ya que el niño primero entiende el significado de las palabras y luego aprende a pronunciarlas. Pero en las imágenes del estudio hemos visto que los soportes a la comprensión y a la expresión verbal maduran de forma simultánea».
Este novedoso trabajo se enmarca en una línea de investigación que el doctor Pujol y su equipo están desarrollando sobre cerebro y lenguaje. «Ahora, por ejemplo, tenemos en marcha una investigación que analiza cómo madura la sustancia blanca de las áreas del lenguaje en las personas bilingües. Y estamos trabajando en otro estudio centrado en niños que presentan trastornos en el desarrollo del lenguaje, donde ya estamos viendo que existen alteraciones en el depósito de mielina en estas zonas», explica el doctor Pujol.
Moverse, ver, oír y hablar
En el momento del nacimiento el cerebro contiene todas las neuronas que necesitará de adulto, unos cien mil millones, aunque todavía no están maduras. Es a partir de entonces cuando se crean conexiones -con circuitos cada vez más complejos- que se recubren de mielina, una sustancia que hace más rápida y eficaz la transmisión de mensajes entre las neuronas.
Se trata de un proceso que ocurre en ciclos, con una secuencia ordenada y predeterminada. Así, se inicia en las áreas motoras, sigue en las auditivas y visuales, y progresa rápidamente en los primeros meses de vida a otras zonas. Los resultados de la investigación de este centro barcelonés muestran cómo en la mitad de los niños estudiados la mielina ocupa el 10 por ciento en las áreas motoras y sensitivas a los seis meses de vida. Mientras que en las áreas del lenguaje este porcentaje se alcanza bastante más tarde, a los 18 meses.
Se puede acceder al vídeo Myelination of language-related areas in the developing brain del doctor Jesús Pujol a través de la siguiente dirección: www.neurology.org/cgi/content/full/66/3/339/DC1.
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