Un fármaco reduce los síntomas depresivos asociados a la enfermedad de Parkinson, según el estudio PRODEST

Casi dos de cada cinco pacientes con enfermedad de Parkinson (EP) manifiesta síntomas depresivos asociados a su enfermedad y casi el 40 por ciento de los pacientes continua padeciendo este síntoma no-motor pese a recibir antidepresivos, según datos del estudio paneuropeo PRODEST, presentado recientemente en la sede central de la compañía Boehringer Ingelheim. Sin embargo, el fármaco pramipexole, un agonista dopaminérgico no ergótico, podría dar la vuelta a esta situación.

La enfermedad del Parkinson (EP) va más allá de sus síntomas motores tan característicos. Prueba de ello es que desde hace diez años los científicos que avanzan en los tratamientos de esta enfermedad se están centrando también en los síntomas no motores, como la pérdida del sentido del olfato, los trastornos del sueño, alteración cognitiva, la depresión y la demencia, entre otros. «Todos ellos síntomas que perjudican en gran medida la calidad de los pacientes», han coincidido expertos internacionales en EP, en un reciente encuentro con la prensa celebrado en Ingelheim (Alemania).

La EP «es un problema que acompaña a las familias, generación tras generación, y la depresión suele ser el primer síntoma que aparece en esta enfermedad», ha destacado el doctor Matthias R. Menke, Profesor de Psiquiatría y Director Médico de la Rheinische Kliniken (Bonn, Alemania), en el encuentro de expertos en Alemania. «Este primer síntoma continua acompañando al paciente con EP en el 40 por ciento de los casos, durante su enfermedad», añade este especialista.

Para combatir este síntoma no-motor, «siempre se han utilizado antidepresivos; pero se ha demostrado que éstos no son eficaces en cuatro de cada diez casos, según el estudio PRODEST», lamenta el doctor R. Menke.

Nuevos beneficios del pramipexole, nuevas esperanzas

Sin embargo, en este campo se ha abierto una nueva vía de esperanza gracias a este estudio paneuropeo, en el que se han tratado a 1.023 enfermos de Parkinson con pramipexole, un agonista dopaminérgico no ergótico de la compañía Boehringer Ingelheim, actualmente utilizado para el tratamiento de los síntomas motores.

Según este estudio, «además de mejorar significativamente el temblor en los pacientes resistentes al tratamiento, pramipexole ha demostrado que también mejora la motivación y reduce los síntomas depresivos asociados a la enfermedad», ha destacado este especialista.

Gracias a este estudio y a las posteriores investigaciones, «en dos o tres años habrá evidencias suficientes para mejorar casi al cien por cien de los pacientes los síntomas no-motores de esta enfermedad», ha destacado esperanzado el doctor F. Degner, especialista de la compañía Boehringer Ingelheim.

Posibles factores de riesgo y de exclusión

Después del Alzheimer, la enfermedad de Parkinson es el trastorno neurológico crónico más común en los adultos ancianos (1-2 por ciento de la población mayor de 65 años lo sufre).

Hasta ahora «no se saben con exactitud las causas de la EP, ni existe un fármaco definitivo para ella, pero sí hay tratamientos que han demostrado mejorar enormemente la calidad de vida de los pacientes», ha recordado el doctor Anthony Schapira, miembro del Colegio de Médicos de Londres y profesor de Neurología Clínica en el Instituto de Neurología de la misma ciudad. Respecto a los factores de riesgo, «existen estudios que confirman que la exposición a los herbicidas y pesticidas aumenta las posibilidades de sufrir EP, así como pertenecer al colectivo de los médicos, profesores y farmacéuticos», añade este especialista.

Por el contrario, según estudios, «factores como el tabaquismo, el consumo de alcohol y la toma de antiinflamatorios han demostrado reducir el riesgo de sufrir esta patología, aunque todavía no se averiguado el porqué», recuerda este especialista londinense.

Además de seguir profundizando en los factores de riesgo, otro de los principales retos sigue siendo «optimizar los tratamientos para intentar frenar o ralentizar la progresión de la enfermedad, tanto los síntomas motores como no-motores», concluye el doctor Degner.