Canal: Dermatología , Salud Mujer
22Ene. 13
Hay que evitar "los engaños y fraudes en el mundo de los tratamientos contra la alopecia". A menudo, el miedo a perder el pelo hace gastar mucho dinero de manera inútil en tratar una cosa que se soluciona sola, en el caso de caída del cabello por recambio estacional.
El 65 por ciento de las mujeres mayores de 60 años padece alopecia, un fenómeno que aumenta a partir de la menopausia tras la caída de hormonas femeninas y la fortaleza de las masculinas, señala el coordinador de Tricología de la Academia Española de Dermatología y Venereología (AEDV), el doctor Ramón Grimalt.
Este fenómeno provoca que «muchas mujeres se masculinicen un poco», al caérseles el pelo de la cabeza o ver que crece en otras partes del cuerpo en las que antes no lo hacía, argumenta este experto a Europa Press. En este sentido, ha descrito cómo muchas ancianas ven crecer pelo en su barbilla a consecuencia de que el folículo miniaturizado recibe el estímulo necesario para que el pelo pueda crecer.
Grimalt ha señalado también que, tras dar a luz, las mujeres también pueden ver su pelo caer. Lo mismo ocurre después de una quimioterapia. «No hay que hacer tratamientos para recambios propios», ha advertido este experto, al tiempo que ha puesto como ejemplo el caso de una persona que padece un problema de tiroides y que, por eso, se le cae el pelo, y opta por autotratarse.
En sus palabras, hay que evitar «los engaños y fraudes en el mundo de los tratamientos contra la alopecia». Y, en el caso de que se caiga el pelo durante un periodo largo de tiempo, acudir al especialista. «Si uno acude a una farmacia, un peluquero o médico que no se dedica a la investigación del cabello es imposible que le den algo inadecuado si no sabe el motivo por el que se le cae el pelo», ha explicado.
«Si a mí se me cae el pelo por recambio estacional en ningún caso necesito un tratamiento para solucionar esta pérdida porque se soluciona con el paso del tiempo», ha insistido este experto, para quien «el miedo a perder el pelo hace gastar mucho dinero de manera inútil en tratar una cosa que se soluciona sola».
Este experto ha remarcado las diferencias entre la caída y la pérdida de pelo, propia de la calvicie. Así, en el primer caso, la persona pierde cabellos mientras que, en el segundo, no ve crecer su pelo a consecuencia de alteraciones en la raíz, «que produce menos pelo». «Nunca se quejan de que se les cae el pelo sino de que cada vez tienen menos», ha apostillado.
Cientos de factores desencadenan la calvicie
En palabras de Grimalt, «700 causas distintas pueden influir en que una persona se quede sin pelo». Entre las más comunes, está la alopecia androgenética masculina y la femenina en las que, por causas genéticas y hormonales, «la raíz no trabaja bien y hace que el pelo salga cada vez más débil».
En concreto, la alopecia androgenética afecta en el hombre a la coronilla y la región frontal y temporal del cuero cabelludo, respetando la nuca y regiones laterales. En la mujer, la alopecia tiene un patrón diferente, más difuso, apareciendo las clareas en la zona central pero respetando las entradas.
En relación a la alimentación, este experto ha descartado que la comida sea el desencadenante de una pérdida de cabello. Sin embargo, un déficit alimentario, sí. «Comer mal no provoca que caiga el pelo pero, por ejemplo, en una enfermedad intestinal por mala absorción (la persona) podría tener un problema en el pelo», ha dicho.
Por su parte, el director de la nueva Unidad de Pelo de la Clínica Ordás, el doctor Francisco Jiménez Acosta, ha descartado que el hecho de teñirse y lavarse mucho o poco el pelo altere el folículo capilar. En sus palabras, éste se nutre por los nutrientes y el oxígeno que le llevan los capilares y, por tanto, solo le afectan los factores internos.
Otras causas de pérdida de pelo son la alopecia areata, a la que se atribuye a una enfermedad autoinmune, aunque el estrés puede ser un factor desencadenante importante. En este tipo de alopecia el pelo se cae en una zona determinada, habitualmente con forma circular.
Asimismo, la alopecia cicatricial consiste en la pérdida de pelo localizada debida principalmente a quemaduras y traumatismos. En la mujer es cada vez más frecuente ver un tipo de alopecia cicatricial que se conoce con el nombre de alopecia frontal fibrosante y que suele comenzar después de la menopausia.
Trasplante de pelo
El tratamiento de la alopecia pasa por un trasplante en el que se extraen folículos pilosos del propio paciente, de la parte posterior de la cabeza (zona donante) para reimplantarlos en la zona de calvicie. El 92,8 por ciento de los trasplantes se realizan en la cabeza, y el 7,2 restante en zonas del rostro como las cejas o las pestañas.
Para extraer las unidades foliculares de la zona donante se puede emplear el método abierto (técnica de la tira) consiste en extirpar, bajo anestesia local, una banda de piel de la zona occipital del cuero cabelludo de la cual se diseccionan los injertos de pelo al microscopio. Esta técnica requiere de una labor en equipo, normalmente compuesto por el médico y 3 ó 4 asistentes que van diseccionando las unidades foliculares.
Por su parte, el método FUE consiste en la extracción de las unidades de la zona donante una por una, bajo anestesia local, usando un ‘punch’ circular de un milímetro de diámetro.
Los trasplantes son sesiones muy largas que pueden durar desde 4 a 8 horas dependiendo de la cantidad de unidades foliculares a trasplantar y, en ocasiones, suele ser necesario realizar más de una sesión a intervalos de 8-12 meses aproximadamente.
El trasplante no requiere internamiento posterior. Sin embargo, el método de extracción tiene implicaciones en cuanto al tipo de cicatrización en la zona donante, cuidados postoperatorios , entre otras.
En general, el pelo ‘nuevo’ empieza a salir a partir de los tres o cuatro meses tras el trasplante y permanece para toda la vida. Por ser cabello del propio paciente tiene las mismas características de color y brillo, puede cortarse y peinarse normalmente.
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