Una nueva combinación de fármacos permite combatir mejor la principal causa de muerte en pacientes con el VIH, la Hepatitis C Crónica

Investigadores del IDIBAPS han llevado a cabo un estudio que compara, en pacientes coinfectados por el VIH y el Virus de la Hepatitis C (VHC), el tratamiento tradicional contra la Hepatitis C con el que incluye el nuevo interferón pegilado Alfa-2B. En función del tipo de VHC las diferencias varían, pero la nueva combinación de fármacos se ha mostrado más eficaz en todos los casos y podría convertirse en el tratamiento de referencia.

Al aumentar la esperanza de vida de las personas con Sida gracias a los avances farmacológicos, también se ha ampliado el abanico de patologías que les provocan complicaciones. Buena prueba de ello es que la hepatopatía crónica provocada por el Virus de la Hepatitis C (VHC), que afecta a más del 50 por ciento de pacientes con el Virus de la Inmunodeficiencia Humana (VIH), se ha convertido en una de las principales causas de muerte de este colectivo de enfermos. Además, la hepatitis C crónica provoca una fibrosis acelerada del hígado en pacientes con el VIH, y la coinfección puede entorpecer el tratamiento contra el VIH y aumentar su toxicidad. La terapia administrada hoy en día contra el virus de la hepatitis C, consistente en combinar dos fármacos (interferón y ribavirina), tiene relativamente poco éxito sobre la patología hepática crónica y se tolera mal en pacientes coinfectados por el VIH.

La revista AIDS ha publicado un artículo protagonizado por investigadores del Institut d»Investigacions Biomèdiques August Pi i Sunyer (IDIBAPS), en el cual se compara el tratamiento tradicional con el que incluye la nueva generación de interferón que se mantiene activo en el organismo durante un periodo más largo de tiempo: el interferón pegilado Alfa-2B. El trabajo, impulsado por investigadores del Hospital Clínic de Barcelona pertenecientes al equipo IDIBAPS Enfermedades infecciosas y Sida, se realizó con 95 pacientes coinfectados y con fibrosis en el hígado a los cuales se adjudicó al azar uno de los dos tratamientos. Su edad media era de 40 años, y en muchos casos se trataba de antiguos consumidores de drogas intravenosas. A todos ellos se les sometió a una biopsia de hígado antes de la administración de los fármacos, y se hizo un seguimiento de la eficacia y la seguridad de ambos tratamientos.

Los resultados obtenidos demuestran que la combinación de interferón pegilado Alfa-2B y ribavirina es significativamente más eficaz que la tradicional, a pesar de ser inferior a la respuesta observada en estudios anteriores con pacientes monoinfectados por el VHC. Las diferencias varían mucho en función del genotipo del VHC: para los llamados genotipos 1 y 4, el nuevo interferón pegilado Alfa-2B erradicaba el VHC en un 38 por ciento de los casos frente al 7 por ciento alcanzado con el tradicional; para los genotipos 2 y 4 del VHC, la diferencia era menor pero la erradicación de este virus llega al 53 por ciento de los casos tratados con interferón pegilado Alfa-2B, un 6 por ciento más que con el antiguo tratamiento.

Por otro lado, los efectos secundarios fueron muy frecuentes (>90%). La toxicidad mitocondrial y los síntomas depresivos son dos de los más característicos, aunque en la mayoría de casos su intensidad fue baja o moderada. En cualquier caso, no se observaron diferencias estadísticas significativas entre los efectos secundarios provocados por los dos tratamientos, ni aparecieron complicaciones que no se hubieran descrito anteriormente en pacientes coinfectados. Así pues, la nueva combinación de fármacos podría convertirse en el nuevo tratamiento de referencia para combatir la principal causa de muerte de los pacientes seropositivos: la Hepatitis C Crónica.