Se calcula que aproximadamente ocho millones de españoles sufren hipertensión, ya que esta patología afecta al 20 por ciento de la población adulta de los países desarrollados. En muchos casos esta enfermedad pasa desapercibida para el paciente que no sabe que es hipertenso y el porcentaje de los que mantienen controladas sus cifras de presión arterial es todavía bastante reducido.
Con el fin de concienciar a los pacientes de la importancia del cumplimiento terapéutico y del control de la hipertensión, los especialistas de la Sociedad Española de Hipertensión-Liga Española para la Lucha contra la Hipertensión Arterial (SEH-LEHLA) han organizado por segundo año consecutivo el Día del Hipertenso. Durante esta jornada, que se celebrará en varias ciudades españolas (Barcelona, Madrid, Huelva, Pamplona, Sevilla y Murcia), personal sanitario realizará mediciones de presión arterial, colesterol y otros factores de riesgo cardiovascular.
«La hipertensión se diagnostica normalmente como un hallazgo casual en reconocimientos médicos de empresa o en visitas rutinarias a la consulta médica por otra causa. Esto significa que en torno a la mitad de las personas hipertensas no está diagnosticada y que muchas veces la hipertensión se detecta tarde, es decir, cuando ya hay daño orgánico, como insuficiencia cardíaca, accidente vascular cerebral, infarto de miocardio, insuficiencia renal u otros problemas», explica el doctor Alejandro Roca-Cusachs, de la Unidad de Hipertensión del Hospital de la Santa Creu i Sant Pau (Barcelona) y coordinador del Día del Hipertenso en esta ciudad.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha redefinido recientemente los valores de hipertensión, se considera que ésta existe cuando la presión sistólica (o máxima) es superior a 140 mm/Hg y la diastólica (o mínima) es superior a 90 mm/Hg. Cuanto más elevadas son las cifras de presión arterial, mayores son las posibilidades de desarrollar una enfermedad cardiovascular. La hipertensión es el primer factor de daño cerebral (trombosis y hemorragia cerebral) y uno de los más importantes en la aparición de enfermedad coronaria (angina de pecho, infarto de miocardio, muerte súbita).
Riesgo cardiovascular
«El objetivo primordial en el tratamiento de la hipertensión es conseguir un control, no solamente de la hipertensión sino de los otros factores de riesgo asociados. Y esta estrategia de intervención multifactorial es de gran importancia, sobre todo, teniendo en cuenta que el hipertenso puro, el que solamente tiene hipertensión, es una rareza, normalmente en un mismo paciente aparecen múltiples factores de riesgo», señala el doctor Roca-Cusachs.
Ante la existencia de un factor de riesgo como es la hipertensión, se debe valorar la presencia de otros factores de riesgo, como el aumento de colesterol en sangre, tabaquismo, obesidad y diabetes, ya que la asociación de varios de estos factores de riesgo multiplica las posibilidades de sufrir un accidente cardiovascular. Por tanto, los especialistas consideran que el abordaje tanto de la hipertensión como del resto de factores de riesgo debe pasar por la adopción de un estilo de vida saludable.
«Hay que empezar por la adopción de unas medidas higiénico-dietéticas encaminadas a la pérdida de peso si el hipertenso tiene sobrepeso, algo muy frecuente. También es importante abandonar hábitos como el tabaquismo y reducir el exceso de consumo de alcohol. Y es fundamental realizar regularmente ejercicio físico moderado, tal como andar a paso ligero durante media hora al menos tres días a la semana», afirma el doctor Roca-Cusachs.
A continuación detallamos algunos de los consejos que la SEH-LEHLA propone con motivo del Día del Hipertenso.
Cambios en tu estilo de vida
– Restringir el consumo de sal. Se debe reducir la ingesta a unos 5 gramos al día, ya que se ha demostrado una relación directa entre el consumo de sal y la prevalencia de hipertensión.
– Controlar el peso corporal.
– Ejercicio físico. El ejercicio físico ayuda a reducir la tensión arterial. Se recomiendan sesiones de 30 a 60 minutos, de tres a cinco veces por semana y con una intensidad moderada.
– Restringir el consumo de alcohol. El consumo de alcohol por encima de 30g/día aumenta la tensión arterial. El consumo diario en varones hipertensos se debería limitar a un vaso de vino al día o un quinto de cerveza. Para las mujeres estas cantidades se reducen a la mitad.
– Dejar de fumar. El tabaco y la hipertensión son los principales determinantes del riesgo cardiovascular.
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