Uno de cada cuatro españoles duerme peor que el año pasado

26Oct. 10

La crisis parece pasar factura a los españoles en el sueño. Uno de cada cinco encuestados asegura que lo que más le dificulta para dormir son los problemas laborales y el miedo al paro, por encima de preocupaciones de familia y salud, que habían estado por encima hasta ahora.

Uno de cada cuatro españoles duerme peor que el año pasado y de ellos, uno de cada cinco lo achaca a los problemas laborales y el miedo al paro, según una reciente encuesta del Centro de Investigación sobre Fitoterapia (INFITO) presentada por la vicepresidenta de INFITO, Teresa Ortega.

Según esta investigación, basada en 1.000 encuestas telefónicas, a pesar de que el 51 por ciento de la población dice «dormir igual» este año que el pasado y que incluso un 12 por ciento reconoce «dormir mejor», la crisis está afectando el sueño de los españoles, pues sus efectos superan, por primera vez, a las preocupaciones relacionadas con la familia y la salud.

«Cualquier situación de crisis social causa mayor estrés para grandes grupos de población y no es aventurado decir que al menos el insomnio transitorio ha podido aumentar», asegura el doctor Antonio Vela, profesor de Psiquiatría de la Universidad Autónoma de Madrid y responsable del Laboratorio del Sueño Humano.

Sin embargo, este especialista destaca que «la capacidad de cada individuo para hacer frente a la situación estresante determina la facilidad para dormir». Una capacidad que parece estar influenciada por factores familiares, según una investigación que el doctor Vela dirige en la Universidad Autónoma. «Hay una tendencia a sufrir insomnio si los padres también suelen padecerlo. Creemos que podría haber una predisposición genética», aunque hay factores psicológicos que también podrían originarse en el entorno familiar.

«Las características que presentan tanto los jóvenes, como las personas en la mitad de la vida, que aún no padecen insomnio, pero que tienen vulnerabilidad para padecerlo en situaciones de estrés son: facilidad para activarse, cavilar mucho y mucha actividad cognitiva (pensamientos) antes de dormirse. Una característica psicológica de los insomnes es la tendencia a internalizar las emociones. Por ello expresarlas adecuadamente puede ayudar a prevenir el insomnio», añade.

Un 30 por ciento de la población tiene al menos alguna de las manifestaciones propias del insomnio, aunque el insomnio crónico afecta sólo al 10 por ciento de la población, según la última Guía de Práctica Clínica del Insomnio en Atención Primaria. El insomnio crónico aumenta el riesgo de padecer hipertensión, diabetes y depresión, entre otras patologías.

El «jet lag» social de los jóvenes

Trabajar en turno de noche genera «más problemas de salud que trabajar en turnos con horario convencional» y dormir siesta, si son de menos de 20 minutos -lo que en el mundo anglosajón se conoce como «power nap»- puede resultar «positivo», tanto para la salud del trabajador como para su rendimiento. «Dormir más -dice el experto- es contraproducente».

Según el doctor Vela, que cada vez sean más los jóvenes que acuden a las consultas de los especialistas con problemas de insomnio está relacionado también con un fenómeno voluntario que ha denominado «jet lag» social, por el que los jóvenes duermen menos para salir más.

«Antes el fin de semana comenzaba el sábado por la tarde, ahora -dice- los fines de semana empiezan los jueves y eso puede generar la aparición de futuros insomnes».

También se refirió a los problemas de sueño en niños, diciendo que fijar horarios para irse a dormir previene el insomnio de adultos. La situación es la misma para los adolescentes, pues los «más trasgresores» en horarios son los que más problemas presentan para conciliar el sueño. En el caso de los adultos, Vela aconseja «irse a dormir cuando se comience a tener sueño».

Dos de cada tres encuestados, a favor de la plantas medicinales

Otras soluciones para conciliar el sueño son, en opinión del doctor Alberto Sacristán, especialista en Medicina Familiar y miembro de la Junta Directiva de INFITO, la práctica de ejercicio físico y las plantas medicinales de dispensación farmacéutica que, a diferencia de los fármacos de síntesis (químicos) para dormir, como hipnóticos o ansiolíticos, «no producen efectos secundarios, como la somnolencia diurna, que tantos accidentes causa durante el día, ni dependencia». Así, según una investigación canadiense publicada el pasado mes en la revista Canadian Journal of Psychiatry , se demostró que el consumo de fármacos de síntesis para dormir o aliviar la ansiedad se asociaban con un aumento del 36 por ciento en el riesgo de muerte prematura, lo que se atribuía a que afectan al tiempo de reacción, agilidad y coordinación y, por tanto, propician los accidentes, además de agravar ciertos problemas respiratorios.

Unos efectos de los que carecen los preparados de plantas medicinales que se dispensan en farmacia, destaca Teresa Ortega, profesora de Farmacología de la Universidad Complutense de Madrid y vicepresidenta de INFITO. «En la farmacia se encuentran distintos preparados de plantas medicinales eficaces para el tratamiento de alteraciones del sueño. Los estudios científicos publicados no sólo constatan dicha eficacia sino que demuestran su seguridad cuando son utilizados de forma correcta y bajo el consejo de un profesional sanitario, el médico o el farmacéutico. Aunque su principal indicación es el insomnio transitorio, pueden utilizarse durante periodos de tiempo más prolongados sin que aparezcan efectos adversos de importancia».

Hay tres plantas que son especialmente útiles para el insomnio, destaca Teresa Ortega: «La Amapola de California, es eficaz para aliviar la ansiedad y conciliar el sueño, la Pasiflora prolonga las fases del sueño profundo y evita los despertares nocturnos y la Valeriana reduce igualmente la ansiedad y favorece el sueño sin producir somnolencia durante el día».

Según la encuesta de INFITO, dos de cada tres de los encuestados (67 por ciento) está a favor de tomar plantas medicinales contra el insomnio.

Por otro lado, añade, «la farmacia es el único establecimiento autorizado para dispensar medicamentos, sean de origen natural o sintético, y el único que cuenta con todas las garantías de eficacia y seguridad, con el valor añadido de que al frente del mismo se encuentra el farmacéutico, profesional capacitado para aconsejar cuáles son las plantas medicinales más idóneas en cada caso».