Una persona con baja visión es aquella que aún después de un tratamiento médico y una corrección óptica común tiene una visión de 0,3 en el mejor ojo o tiene un campo visual inferior a 10 grados desde el punto de fijación. Así lo define la Organización Mundial de la Salud (OMS). Esta misma organización calcula que hay un uno por ciento de la población mundial que sufre una deficiencia ocular grave, incluyendo a las personas que padecen baja visión.
Los afectados de baja visión tienen derecho a la obtención de los instrumentos ópticos auxiliares que les permitan aprovechar su visión bajo condiciones óptimas de iluminación y a recibir un adecuado adiestramiento para emplear su visión residual. Para ello se utiliza la Rehabilitación Básica y Visual, que es el proceso que permite a las personas ciegas y deficientes visuales desarrollar al máximo sus potenciales individuales, con el fin de facilitarles la integración familiar, social, laboral, educativa y la normalización de su vida cotidiana. El número de personas que sufren baja visión es difícil de calcular. Según la OMS, aproximadamente un uno por ciento de la población mundial sufre una deficiencia ocular grave y, en la comunidad europea, esta cifra se transforma en un dos por ciento. Estos datos sirven para darse cuenta del problema y obligar a los gobiernos a establecer políticas sociales que, en mayor o menor medida, ofrezcan soluciones a los problemas específicos derivados de esta condición. En un principio, toda persona con una visión igual o menor a 0,3 o un campo visual de 10º o menos debería recibir atención especializada.
Cualquier enfermedad ocular que haya producido una incapacidad visual, sobre todo si es en los dos ojos, puede beneficiarse de una ayuda de baja visión. Esto no es un concepto absoluto y depende de las necesidades individuales de cada persona. Por ejemplo, si alguien tiene una agudeza visual del 0,5, sería deficiente visual para conducir, pero no para ser mecánico. Todo se limita a definir las necesidades de cada uno.
Las enfermedades oculares más frecuentes en nuestro país, aquellas que pueden dar lugar a padecer baja visión, son la retinopatía diabética, el glaucoma, la miopía patológica (también denominada maligna o progresiva), las retinosis pigmentarias, las alteraciones congénitas y la degeneración macular asociada a la edad.
¿Qué sistemas de curación existen para corregir un defecto de baja visión?
Hasta el momento, las técnicas para corregir un defecto de baja visión se basaban en sistemas ópticos tales como los filtros, las lupas, telelupas, telescopios y sistemas no ópticos de gran utilidad (atriles, iluminación especial, macrotipos, letras gigantes). En estos últimos años se están diseñando sistemas electrónicos dirigidos a mejorar las capacidades de visión tanto lejana como cercana del paciente (leer, escribir, etc.). Los magnificadores de imágenes aplicados a los ordenadores, los sistemas que traducen a palabras las informaciones gráficas o la utilización de otros sentidos como el olfato para complementar deficiencias visuales son algunas de las líneas de investigación que ya empiezan a producir sus frutos.
Los sistemas basados en la realidad virtual e incluso sistemas más complejos, en los que se implantan electrodos en el cerebro del afectado para transformar estímulos visuales en estímulos eléctricos es una de las líneas por donde se dirigen las investigaciones.
Información sobre ayudas: www.ioba.med.uva.es
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