¿Por qué la varicela se asocia con la infancia?
Cuando hablamos de ciertas infecciones como la varicela, a todos nos suenan como infecciones de la infancia que todos acabamos pasando antes o después. En el caso de la varicela, uno de los pensamientos más extendidos es que cuanto antes se pase, mejor. Esta perspectiva se debe a que las complicaciones de la varicela en niños pequeños aparecen en solo uno de cada 50.000 frente a uno de cada 5 adultos.
¿Qué es la varicela?
La varicela es una infección producida por un virus de la familia de los herpes que puede afectar a todo el cuerpo.
Cuando aparece la infección, suele haber una primera lesión llamativa: es un granito al que en un principio no se le da importancia, pero, en menos de 24 horas, aparece una burbujita de agua muy clara, con la piel tan fina que, con nada que la rocemos un poquito, se rompe con facilidad.
Después, esos granitos empiezan a aparecer por el resto del cuerpo. Lo más típico es que afecten a todo el cuerpo, excepto a la palma de las manos y a la planta de los pies.
El problema de la varicela es que es muy molesta porque pica bastante, a veces duele y, además, marca totalmente al niño con unas lesiones que, cuando no cicatrizan bien, pueden dejar marca de por vida.
Qué hacer para que el niño pase la varicela lo mejor posible
Lo mejor que podríamos hacer sería intentar que los niños no pasen la varicela. Hoy en día, esto es posible porque contamos con una vacuna de la varicela que está incluida en la mayoría de los calendarios vacunales.
De hecho, desde que está en el calendario vacunal, el número de varicelas que vemos los pediatras está bajando cada vez más y eso es bueno para evitar complicaciones tanto en el niño como en adultos de su entorno. No hay que olvidar que la varicela puede tener efectos más graves en las personas mayores, especialmente en ancianos inmunodeprimidos, en adultos que tienen problemas defensivos, como, por ejemplo, pacientes con cáncer en tratamiento con quimioterapia, o en embarazadas.
Cómo actuar si se contrae la varicela
El niño puede contraer la varicela a pesar de estar vacunado, ya que la vacuna de la varicela no es efectiva al 100 %. En todo caso, un niño vacunado pasará la enfermedad de forma más benigna, con síntomas más leves.
Aún así, puede ocurrir que el niño con varicela experimente fiebre, en cuyo caso puede ser bastante alta y deberá tratarse con antitérmicos.
Por lo que respecta a las lesiones, lo primero es evitar que se infecten, por lo que se puede utilizar un antiséptico, como, por ejemplo, a clorhexidina en spray, aplicándola dos tres veces al día encima de todas las lesiones.
Después del baño, es esencial no frotar la piel, ante el riesgo de que se levanten las ampollitas y se infecten. Si esas ampollitas se secan sin romperse, las posibilidades de que se infecten son menores.
En caso de picores, se puede dar al niño un antihistamínico que calme el picor.
Sabremos que una ampollita se ha infectado porque el líquido transparente se torna amarillento, como si fuera pus, o en una costra, como si fuera miel seca. En estos casos, se debe aplicar una crema de antibiótico que se puede utilizar, dos o tres veces al día (dependiendo de la crema).
Cuando la ampollita infectada se va secando, habitualmente la evolución de todas las costras suele ser que se forma un granito rojo que, en menos de 24 horas, se convierte en una costra muy oscura, casi negra, dura y que puede tener un grosor de 2-3 mm. Cuando la costra se cae, deja el huequecito típico de la lesión de la varicela.
Para evitar que esa hendidura se quede en la piel de forma permanente, se pueden aplicar cremas con silicona que posibilitan que la cicatriz se ponga al mismo nivel que el resto de la piel. Debe hacerse en cuanto se caen las costras, durante varias semanas, hasta que llega un momento en que la piel se ha quedado plana.
Si todo ha ido bien, es posible que se vea una marquita rosa, porque es piel nueva, pero, con el tiempo, el tono se unificará y dejará de apreciarse.