Nuestra salud digestiva puede mejorar significativamente al cuidar de nuestro microbioma intestinal, un conjunto de microorganismos cruciales para nuestro bienestar.
El microbioma no solo reside en nuestro cuerpo, sino que contribuye de manera esencial a la supervivencia del conjunto microbial y anfitrión. Experimentos realizados en la segunda mitad del siglo XX en Estados Unidos, Francia, República Checa y Rusia, demostraron la influencia vital del microbioma en la salud digestiva.
Microbioma y nutrición: primeras investigaciones
Experimentos destinados a criar animales en ambientes libres de gérmenes revelaron que una vida sin microbios no era normal.
A pesar de dietas especiales, los animales sin colonización microbiana crecían menos que sus contrapartes colonizadas. La administración de microbiota viva a estos animales mejoraba su nutrición, demostrando que la colonización microbiana contribuye significativamente a la nutrición del organismo anfitrión.
La riqueza genética del microbioma
En el ser humano, la microbiota intestinal aporta alrededor de seiscientos mil genes y veinte mil funciones. Estos recursos genéticos y vías metabólicas adicionales nos permiten digerir adecuadamente alimentos de origen vegetal no degradables por las enzimas pancreáticas.
La microbiota en el colon desbloquea nutrientes contenidos en las células de alimentos vegetales, facilitando la digestión de alimentos como tomates, guisantes, pimientos, nueces y otros.
La composición de la microbiota intestinal no es estática a lo largo de la vida. Cambios en la dieta y la falta de sustratos adecuados pueden afectar la actividad de los microorganismos que digieren alimentos vegetales. Dietas pobres en productos vegetales se asocian con baja diversidad microbiana y afectan la capacidad de digerir alimentos de origen vegetal, pudiendo causar mala tolerancia en dietas restrictivas.
Cuidar el microbioma con una alimentación variada
Es esencial cuidar nuestro microbioma intestinal mediante una alimentación variada. Las dietas ricas en productos vegetales favorecen la diversidad microbiana, contribuyendo a la salud digestiva y mejorando la capacidad de aprovechar los nutrientes esenciales.
La conexión entre la salud digestiva y el microbioma destaca la importancia de adoptar hábitos alimenticios que fomenten un equilibrio beneficioso para nuestra microbiota y, en última instancia, para nuestra salud general.